- UN PLANETA SINGULAR -


Mergan Ranno vio acercarse la nave desde el andamio donde realizaban las obras de ensamblaje. Apreció los distintivos blancos del Concilio de Tántalo en el fuselaje del cohete que se disponía a descender. Los negociadores traían una respuesta, por fin. Después de apagar el soplete, el capataz recorrió rápidamente varios niveles en el montacargas y dejó a su segundo en el encargo de revisar si los últimos cien nichos se ajustaban correctamente a las estructuras radiales que, de forma solidaria, harían las veces de núcleo geosférico en aquel proyecto: el tecnoplaneta Nadir.


Por los intercomunicadores circulaban distintas llamadas a los capataces de los cinco continentes. Cada uno debía acudir sin falta a la sala de telepresencia más próxima para una reunión de alta prioridad.

-Ya lo han decidido -informaba el Ingeniero Jefe a los convocados en camino-. El Consejo de Mundos ya ha dado una respuesta en firme a nuestra petición.

A los veinte minutos, faltaba por conectarse únicamente el capataz del continente D. La reunión comenzaba, el ausente se incorporaría en breve.

-Bien, amigos -saludó el Ingeniero Jefe de Synchro Corp. Ltd.-. Como ya sabéis, el Sistema Nadir no está ubicado en una ruta estelar particularmente provechosa. No hay fuentes naturales de riqueza, ni se prevén tampoco complejos industriales. Así que Synchro Corp pensó que el propio mundo fuese el elemento diferenciador y, de paso, el motor económico de este sector espacial.

Todos asentían, alguno fumaba. El último capataz justo se acababa de sumar a la reunión. Un icono dejaba paso a su imagen, en las pantallas. No le dio tiempo a quitarse el hollín de la cara. Estaban al completo.

-La forma de conseguirlo: topografía variable. El prototipo Nadir será un mundo que alterará su superficie a placer. Un planeta artificial de perímetro cambiante. Haremos de esa característica un reclamo turístico. Movilidad absoluta de la corteza planetaria. En verdad, toda una novedad. A eso se están aplicando los equipos de trabajo de los cinco continentes.

-Emplear la fuerza electromagnética para fijar o mover los perímetros respecto de los cimientos geosféricos -afirmó orgulloso el capataz C.

-Un planeta de superficie variable donde no existirán tensiones tectónicas al no haber discontinuidades geográficas -comentó el responsable E.

-Nunca pisará dos veces el mismo Nadir -exclamó D.

-Sorpréndase con el mundo que cambia -replicó el encargado del continente B.

-Vale, vale... que yo también conozco los eslóganes publicitarios - rió el capataz A.


El Ingeniero Jefe acortó las bromas y continuó con su disertación.

-Nos hemos reunido porque ha llegado un representante del Concilio con la respuesta final, la decisión en firme acordada por el Consejo de Mundos. A él cedo la palabra.

Los presentes giraron sus ojos reales y virtuales hacia la silueta del negociador. Aquel hombre que representaba a partes en conflicto porque había olvidado, que no perdido, la capacidad de mentir. En esa condición residía la credibilidad de los conciliadores.

-En primer lugar, el Consejo de Mundos ha comprobado que el proyecto de un planeta artificial de perímetro variable era seguro. La conclusión ha sido reconocer que es metaestable y que en efecto la seguridad tanto de turistas como de residentes estará garantizada aquí, en Nadir -dijo el Conciliador. Nadie emitía el más mínimo ruido-. Las pruebas a escala no han dejado el menor rastro de duda. Después se ha analizado si la estructura económico-político-social de este tecnoplaneta se diferenciará en más de un dieciocho por ciento respecto al mundo colonial más similar a ustedes...

-¿Cuál ha sido la respuesta? -preguntó Mergan Ranno, del continente B y el más impaciente de los capataces.

-Dejen que el conciliador lo explique a su modo -inquirió el Ingeniero Jefe -. Discúlpelos, es la emoción del momento. Da escalofríos el pensar que quizás nos hayan concedido plena autonomía.

-Como bien saben, si el grado de diferenciación es inferior o igual a un dieciocho por ciento, no se concede el estatus de "Mundo", sino que se considera una colonia anexa al planeta más similar; en otras palabras: "unidad administrativa" sin representatividad.

-No son clasificaciones gratuitas. Recuerden como era la sociedad antes -corroboró el Ingeniero Jefe.

-Los elementos diferenciadores aparecían por doquier y sin justificación, los políticos apelaban siempre a ellos y... ¿para qué? Tales exigencias sólo escondían individualismo. Puro y simple egoísmo; desligado de la realidad social, en la mayoría de los casos. Es verdad que hay diferencias reales y profundas entre ciertas poblaciones; pero otras tantas veces no las hay. El hecho se volvió incuestionable: la sociedad no puede continuar subdividiéndose más sin un motivo cierto; igual que un número fractal, igual que un campo de Mondelbrot. Porque con cada nueva división sin sentido, la comunidad se debilita más y más, convirtiéndose en algo indefinido e indefinible, con cada emancipación que sólo contiene una versión reducida del propio conjunto del que dice discrepar.

Breve pausa y después el conciliador continuó.

-Por ello nació la necesidad de disponer de un parámetro objetivo. Un patrón de medida que permitiera calibrar en su justo término el alcance de las diferencias. Un análisis económico-político-social integral, los Indicadores de Pearson.

-¿Y qué han decidido? -preguntó Mergan Ranno.

-Respuesta afirmativa. Sí. Nadir, cuando esté plenamente operativo, mantendrá una discrepancia de un 37,32 porcentual con respecto a la sociedad más similar a ustedes. La topografía variable de este tecnoplaneta será un elemento diferenciador de suma trascendencia que afectará y alterará la comunidad que aquí resida. El hecho de que el hábitat se modifique cada pocas horas o días, repercutirá en su concepción del individuo, de la familia y de las relaciones interpersonales con terceros. Es por este motivo que les reconocen el estatus de Mundo y, en consecuencia, también sus derechos políticos.

-¡Esto merece un trago! -dijo alguien.

-Más importante que las celebraciones es que ustedes comprendan el espíritu de la norma. Primero: si una sociedad es homogénea, no se puede escindir pues se estarán alegando causas subjetivas que no proceden. Y segundo, cuando se autoriza una independencia, como ha sucedido hoy... En fin, es porque... bueno, eh... ustedes serán con el tiempo... diferentes... DIFERENTES.

El conciliador tuvo que guardar silencio y el eco de sus palabras se perdió en la sala de telepresencia. Ya nadie escuchaba.

Habían comenzado las celebraciones.


Claudio Landete Anaya
Mataró, España (año 2006)

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